(from Essay October 2019)

Hola compañeros. Soy Rafael de Colombia. sobrio desde el 1 de junio de 2016 y solo por hoy. Estoy en el paso 12 con mi padrino.

Con frecuencia me siento impotente ante lo que mis ahijados me comparten, pero a pesar de ello con frecuencia también siento que me ayudan mucho en mi recuperación. Sin proponérselo, me dan ideas que me fortalecen. Una de esas ideas es la importancia del servicio. Hablando de manera hipotética, podría estar todo el día pensando en fantasías sexuales, no trabajar, procrastinar, encerrado en mi mente, como me sucedía cuando llegué al programa. Luego le echaba la culpa al programa porque no podía trabajar. Pero la verdad es que no podía trabajar por mi mente sexolica. De esa misma manera tampoco pude con mi vida.
Recientemente me encontré con un compañero nuevo. Estaba disgustado porque debido a su sobriedad no lo dejaban hablar en las reuniones. Yo soy como él. Veo el mundo desde los barrotes de la lujuria, por lo que no entiendo muchas cosas que solo luego la sobriedad me permitió entender. Llegué con la pretensión de tener el derecho ganado de ser escuchado. En otras palabras, espero que escuchen a mi lujuria hablar de espiritualidad. Quiero además cambiar a Sa en lo que yo pensaba (con mi mente sexolica) que debía ser. Me sentiré el centro de atención por un momento y eso me producirá gran satisfacción. Luego me iré con deseos de volver a sentir ese placer de sentirme importante. Y ¿donde buscaré perpetuar esa sensación luego de salir de la reunión? En la lujuria.
Y si no encuentro en las reuniones esta vanidosa satisfacción porque no me permiten hablar, entonces renunciaré a las reuniones, y me engañaré a mí mismo diciendo: “tengo mucho trabajo y SA me absorbe demasiado”. Pero la verdad es que el origen de mi problema no es nada externo. Soy yo. Siempre yo encerrado en mí mismo, en la cárcel de la lujuria, echándole la culpa a todos los que están afuera de mi propio encierro, queriendo salir pero siempre a mi manera. ¿Cómo pretendo salir? Huyendo por medio de algo que me de placer, que me aumente la importancia personal, es decir, por medio de la lujuria. Siempre exijo placer, llamar la atención. Mira cómo soy de importante, espiritual y brillante. ¿Esta búsqueda obsesiva de reconocimiento no es también  acaso el comienzo de la lujuria y la conexión falsa? Sin duda lo es. ¿No debería acaso cuestionar honestamente todo lo que soy y he sido a lo largo de toda mi vida?
He sido un egocéntrico. Siempre obsesionado con yo, yo, yo y yo. Mi placer primero y segundo mi placer y tercero mi placer. Ver videos de porno y reemplazar esto por ver videos entretenidos y culturales en youtobe no cambia mucho la cosa porque termino borracho del ego de pide más y más placer, y si apenas estoy comenzando el día de esa manera lo echo a perder. ¿Qué puedo hacer? Necesito salir de este encierro. Hacerle caso a mi padrino que me sugiere de una y mil formas: “actúe. Deje de pensar en usted. Comprométase en un servicio, asista a una reunión diaria, etc…” Un ahijado me dijo recientemente que gracias a que ha tenido que coordinar reuniones, en algunas ocasiones eso le ha evitado una recaída. Me identifico con ello. En mi caso presto ahora mucho servicio. Pero ello hoy estoy agradecido. En cierto modo no existe peor cárcel que la de mi propio ego concentrado en mis problemas, reales o imaginarios, sin poder salir de ese encierro. Te pueden quitar la libertad, pero aun en la cárcel puedes experimentar la conexión verdadera con tu Poder Superior o Dios, y esto es posible en la medida que estoy en recuperación. Necesito la conexión real, el amor verdadero. Es lo único que me puede llenar.
La conexión falsa me satisface por un momento y luego busco esa misma sensación de placer en otra cosa, pero de manera más compulsiva y fuera de control. Necesito la conexión verdadera, recordar que soy amor. Pero un amor que no surge del autoengaño, de la satisfacción egoísta, sino de aceptar mi verdad más profunda aunque dolorosa.  Y quizás es el servicio lo que me ha ayudado a ello. Y me ha liberado de esta especie de cárcel invisible, donde yo mismo me había condenado. Pensaba recientemente, a partir de mi conversación con un ahijado: ¿Cuánto tiempo no habría gastado en vanas y fugaces fantasías lujuriosas si no prestara el servicio que doy en la fraternidad? Dios me ha regalado este programa. Me ha tendido la mano por medio de esta fraternidad, llevándome en primer lugar a estar sobrio y en recuperación, y en segundo lugar a salir de mí mismo, de mi ego, de la prisión de mi mente, por medio del servicio. Así que hoy estoy agradecido aunque de vez en cuando me queje. Solo de esa manera he ido recuperando progresivamente las llaves de la libertad. Solo por hoy. Le pido a mi Poder Superior que me ayude a recordar el enorme valor que tiene el servicio que presto para mi recuperación, y a compartirlo con otros que como yo quieren salir de esta cárcel y están dispuestos a conocer y experimentar una libertad feliz y gozosa. F 24 horas.  (Rafael de Colombia.)

The Jail Of My Egocentrism

I often feel helpless in the face of what my godchildren share with me, but despite this I often feel that they help me a lot in my recovery. Unintentionally, they give me ideas that strengthen me. One of those ideas is the importance of service. Speaking hypothetically, I could be thinking about sexual fantasies all day, not working, procrastinating, locked in my mind, as it happened to me when I arrived at the program. Then I blamed the program because I couldn’t work. But the truth is that I could not work because of my sexaholic mind. In the same way I could not work with my life.

Recently I met a new member. He was disgusted because he was not allowed to speak at meetings due to his lack of sobriety. I am like him. I see the world from the bars of lust, so I didn’t understand many things until after gaining sobriety. I arrived with the belief that I have the right to be heard. I also want to change SA in what I thought (with my sexaholic mind) that it should be. I will feel like the center of attention for a moment and that will give me great satisfaction. Then I will leave with the desire to feel that pleasure again. And where will I seek to perpetuate that feeling after leaving the meeting? In lust.

And if I don’t find in the meetings this vain satisfaction because they don’t allow me to speak, then I will give up the meetings, and I will fool myself by saying: “I have a lot of work and SA absorbs  me too much.” But the truth is that the origin of my problem is nothing external. It’s me. I always locked myself in the prison of lust, blaming everyone outside my own confinement, wanting to leave but always in my own way. How do I intend to leave? Fleeing through something that gives me pleasure, that increases personal importance, that is, through lust. I always demand pleasure, get attention. Look how I am important, spiritual and bright. Is this obsessive search for recognition also not the beginning of lust and false connection? It certainly is. Shouldn’t I honestly question everything I am and have been throughout my life?

I have been an egocentric. Always obsessed with me, me, me and me. My pleasure first and second and third. Watching porn videos and replacing this with watching entertaining and cultural videos on the internet doesn’t change the thing much because I end up drunk from the ego of asking for more and more pleasure, and if I’m just starting the day that way I spoil it. What I can do? I need to get out of this confinement. Pay attention to my sponsor who suggests one and a thousand ways: “Act. Stop thinking about you. Commit to a service, attend a daily meeting, etc….”

A godson recently told me that because he has had to coordinate meetings, sometimes that has prevented a relapse. I identify with it. In my case I now provide a lot of service, but today I am grateful. In a way there is no worse jail than my own ego focused on my problems, real or imagined, without being able to get out of that confinement. They can take away your freedom, but even in jail you can experience the true connection with your Higher Power or God, and this is possible to the extent that I am in recovery. I need the real connection, the true love. It is the only thing that can fill me.

The false connection satisfies me for a moment and then I look for that same feeling of pleasure in something else, but in a more compulsive and out of control way. I need the true connection, remember that I am love. But a love that does not arise from self-deception, from selfish satisfaction, but from accepting my deepest but painful truth. And perhaps it is the service that has helped me. And it has freed me from this kind of invisible prison, where I had condemned myself. I was thinking recently, from my conversation with a godson: How much time would I not have spent in vain and fleeting lustful fantasies if I did not provide the service I give in the fellowship? God has given me this program. He has reached out to me through this fellowship, leading me first to be sober and recovering, and secondly to get out of myself, my ego, the prison of my mind, through service. So today I am grateful although occasionally I complain. Only in that way have I gradually recovered the keys to freedom, just for today. I ask my Higher Power to help me remember the enormous value of the service I provide for my recovery, and to share it with others who like me want to get out of this jail and are willing to know and experience a happy and joyful freedom.

(Rafael from Colombia.)